OJOS VIDRIOSOS
Con sus ojos vidriosos
por las lágrimas saladas que corrían por su rostro
hambiento, quejándose despacio
por el ardor de su vacío y flácido estómago.
Su mente de niño inocente
no podía comprender el bullicio de la gente,
los cánticos, los gritos, las luces brillantes
y todos los detalles que adornaban las calles.
El frío de la noche que carcomía sus débiles huesos,
su pantalón y su camisa que no cubrían su débil pellejo
corroído por mil huecos, sus pies descalzos
que parecian tener una suela de puro callos.
Pegado a la ventana los miraba con asombro
a peluches gigantes más grandes que él
autos a pilas, soldaditos de plomo,
muñecas que dicen con realismo y gracia: ¡Feliz navidad!
Robots que hablan, dan vueltas y disparan,
aviones que vuelan como cometas,
figuras de acción que hacen mil piruetas,
buques en miniatura que nadan en el agua.
Juguetes de lo más sofisticados
que parecían mágicamente sacados
de muchos cuentos encantados
de algún libro de sueños relatados.
Señores con elegantes casimires y finísimos zapatos
seguidos de niños gorditos y blanquitos
que cogen entusiasmados y apretujados
muchos de esos juguetes en una tienda de raglos.
Impulsado por su inocente y fatal curiosidad
quiso tocar uno de ellos para ver si era real
cuando luego sintió un fuerte golpe que casi lo mata
quebrando sus corroídos huesos de su débil espalda.
"¡Niño ladrón!" Se escuchó en todo el mercado
esas voces que en su mente nunca ha olvidado,
y fue expulsado de aquella tienda de regalos
a empujones, insultos y todo tipo de maltratos.
Y fue así que aquella triste noche comprendió
que la navidad no es para los pobres,
que para ellos solo hay maltrato, marginación,
nostalgia, trsiteza y desesperanza en sus humildes hogares.
Todo el sentido sublime de esta fecha se convirtió
en el sueño de un tierno corazón
que Papa Noel entre en su casa de esteras y cartón.
El sufrido infante, ahora, es todo un caballero
trabaja incansable como vendedor ambulante
viendo el mismo cuadro todas las navidades.
Por los ojos vidriosos le sale lágrimas de amarga miseria
solo con la mirada puesta en la esperanza
de un próspero y venturoso año nuevo.
De la inspiración del Dr. Juan Pinto
Adaptación: Caleb Cruz
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Caleb Cruz © COPYRIGHT 2008